El despertador sonó muy temprano. Tenía que estar en la clínica a las 6.30 am. No estaba nervioso. Estaba irracionalmente tranquilo a pesar de que pasaría por una operación de 7 horas donde me sacarían el estómago.
Salimos de casa aún de noche. Recorrimos los pocos kilómetros que nos separaban de la clínica hablando de temas referidos a la operación y lo que los médicos me habían dicho sobre el procedimiento. Florencia estaba nerviosa, quizás angustiada, pero hacía lo imposible por no demostrarlo.
En la recepción me tomaron los datos y pidieron las órdenes autorizadas. En menos de media hora estaba en la habitación con esos batines traicioneros que si no te cuidas quedás expuesto ante el mundo.
Vino una doctora que por su juventud parecía recién recibida. Me hizo algunas preguntas generales, me dijo que me saque el anillo de casado y me dijo que nos íbamos. Florencia me miró con miedo. Yo estaba en absoluta paz. Me había despedido de los chicos con la intensidad que ahora lo hacía con Florencia. Quería tener ese recuerdo vivo. No era un último saludo pero era diferente.
Me acostaron en una camilla. A Florencia le indicaron donde debía esperarme y le dijeron que calcule 7/8 horas entre la preparación y la recuperación. Pero que le avisarían apenas finalice la operación.
El camillero me llevó por unos largos pasillos y se detuvo frente a una puerta de metal que se abrió hacia arriba. Me deslizaron como por un tubo y de repente estaba en una zona esterilizada. La “previa” al quirófano.
En ese momento, acostado en una camilla donde los médicos me preguntaban si estaba todo bien (que lo estaba), por primera vez me pregunté si se daba ese porcentaje de riesgo y moría, si hubiese hecho algo distinto en mi vida. La respuesta fue que no. Me volvería a casar tan joven como lo hice. A los 23 años. Con Florencia. Tendría, obviamente, cada uno de mis 3 hijos. Quizás hubiese iniciado el proceso de reducción de bienes materiales y en consecuencia hubiese comenzado a viajar en forma mas intensa previo a los 33 años cuando me crucé con el video de Randy Pausch y cambió mi vida para siempre.
Este gen mutado me regaló vivir intensamente cada día, cada minuto. Esa operación me regaló estar frente a una situación límite. Me regaló pensar que podía morir. Me regaló una actitud frente a la vida que hoy disfruto. Me regaló que cada día y en especial al finalizar cada año, haga un balance y me pregunte: Si supiese que este nuevo año fuese el último… ¿Cambiarías algo de mi vida?
Si la respuesta es SI, ya tenemos tarea desde el primer minuto del Año Nuevo. Viví como si realmente te quedase poco tiempo. Si pasamos cada decisión por este tamiz, te aseguro que no compraríamos tantas cosas, viajaríamos más y nos preocuparíamos por mejorar las relaciones con quienes nos rodean. No cambiemos solo frente a situaciones extremas. Yo tuve suerte. La vida me lo mostró muy nítidamente y estoy bien. Soy un privilegiado.
Por esto lo escribo. Para que te lo preguntes vos. Si supieses que este nuevo año fuese el último… ¿Cambiarías algo de tu vida?
29 diciembre, 2018 a las 5:39 pm
Que linda reflexión Juano , admiro tu actitud !! Adhiero a lo que decís ,aunque me es difícil bajarlo de la cabeza al corazón . Ojalá sea contagioso ! Lo que es seguro es que nadie queda indiferente después de leerte ,lográs mover la estanteria …en el buen sentido !!
1 enero, 2019 a las 3:29 pm
Gracias Alicia por tan lindas palabras. Te mando un abrazo grande y todos lo mejor para este 2019
29 diciembre, 2018 a las 5:43 pm
Soy socióloga, economista y médium, este año le cambié la vida a 38 personas, se dice fácil pero a pesar de la crisis económica hay 38 personas que van a esperar el mejor año de sus vidas, le agradezco infinitamente a mi marido que me bancó a full en este proyecto porque por absolutamente nada de lo que hice este año cobré un sólo peso, hay algo mejor que la plata y es la satisfacción personal. Espero para el 2019 ayudar a muchos más, porque nunca me sentí tan realizada cómo ahora. Hay que dar siempre hasta que se te caigan los brazos, la vida siempre te lo devuelve. Te leo hace mucho porque compartimos la misma pasión por la vida, descubrimos cómo vivir con menos te hace más feliz y siempre le encuentras el lado bueno a todo. Te deseo un 2019 hermoso, la vida es eso que pasa mientras planificas! Abrazo enorme
1 enero, 2019 a las 1:37 pm
Marta, como puedo contactarte? Feliz año ante todo!
1 enero, 2019 a las 3:31 pm
Qué lindo Marta. Que fuerte cambiar la vida de tantas personas… Te felicito. Ojalá todo lo que das se multiplique y seas muy muy feliz. Lo mejor para este nuevo año!!
29 diciembre, 2018 a las 11:25 pm
Excelente Juan!
Feliz año!!!
1 enero, 2019 a las 3:32 pm
Felicidades para vos tb amigo 😉
30 diciembre, 2018 a las 12:36 am
Excelente reflexión!
Posiblemente me gustaría que mi carácter irascible hubiera mutado antes a mi actual carácter. Siento que ese cambio se debe a la madurez y aprendizajes, aunque me hubiera gustado lastimar menos por culpa de eso. Hoy me siento en deber de hacer las cosas bien, de tratar bien, de pensar bien.
Igual, no cambio nada. Todo lo que vivimos nos hace lo que hoy somos. Me surge la pregunta: ¿y si cambio algo y resulta que no soy quien soy? Porque me gusta mi vida como está ahora, y no desearía cambiarla.
Buen final y mejor comienzo de año!!
1 enero, 2019 a las 3:39 pm
Hola Lucía. Yo creo en los cambios. Pero no en los cambios bruscos. En procesos más que volantazos… Por eso me gustan estos espacios de reflexión e intercambio
Felicidades para vos también!!
3 enero, 2019 a las 8:34 pm
Gracias Juan por hacerme dar cuenta que en varias situaciones estoy equivocado y que las modificaré, que veré las cosas de otra manera, que no son el fin del mundo como habitual forma la veo.
Gracias de verdad.
Abrazo
4 enero, 2019 a las 11:16 am
Hola Adrián! Buenos días. Que bueno que este espacio ayude a reflexionar 🙂
Nos seguimos leyendo!