juano_flyer_logo_final-13Este POST estará en las sección “Reflexiones Viajeras”. Siempre me gustó viajar, solo, de novio, casado y con hijos. Pero quizás ahora vas a entender, el por qué se intensificó en los ultimos años.

Un día, hacen aproximadamente 7 años, pensé que me iba a morir joven. Que no llegaría a los 40. Podría haber pensado a los 38 o 39. Pero no, ese maldito pensamiento se me puso en la cabeza y era a los 40. Pensé que sería un exceso de responsabilidad por mi tercer hijo que acababa de nacer o simplemente una crisis de los 30. Algo les comenté en este post: La muerte y la consecuente decisión de viajar.

Y si llegaba, decidí que lo festejaría. Lo haría en el Hotel Llao Llao, uno de los mejores hoteles del mundo. Porque lo material no es importante, pero si regalar “momentos”. Y “mi momento”, “mi regalo de mis 40”, si llegaba, se iban a festejar con la mujer que amo, en el paraíso (parece que por ahora, en el paraíso en la tierra).

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Desde ese día, en estos 7 años, pasaron algunas cosas que con mayor o menor trascendencia conforman al Juano que espera vivir otros 40 años. Sin olvidarme la primera de ellas,  que a Florencia no le gustó cuando lo hice: sacar un seguro de vida pero sin contarle mi sensación al que me lo cotizó.  No quería que la prima del seguro subiera por mi intuición. Les voy a contar lo que fue cambiando desde que pensé que me iba a morir:

  1. Decidí ENOJARME menos, ACEPTAR más, TOLERAR más y SONREIR más (si alguno no lo nota tenga paciencia, es un proceso y a veces puede ser largo)
  2. Decidí VIAJAR lo máximo posible según mis posibilidades económicas
  3. Decidí REDUCIR mis bienes materiales a la mínima expresión. Acá te lo contaba en detalle: Cuando menos resulta ser más. Hoy creo poseer una sexta parte de lo que tenía en 2009
  4. Decidí DISFRUTAR más seguido a mi familia española. Toda mi familia paterna vive en España y nos vemos al menos una vez al año. Decidí no dejarlo para más adelante
  5. Decidí ESCRIBIR un blog para equilibrar mi parte “racional” de las finanzas (mi otro amor junto a los viajes) y dejarle algo escrito a mis hijos sobre sus viajes y su infancia
  6. Decidí HACER algo por el otro (y parte hacerlo en forma anónima)
  7. Decidí LEER un libro mensual (o al menos intentarlo)
  8. Decidí CORRER para mantenerme saludable y así llegaron 4 maratones (42k) y 1 Cruce de los Andes (100k)
  9. Decidí COMER lo más saludable posible, para ganarle la batalla al cáncer que acecha a mi familia y pareciera ser genético
  10. Decidí HABLAR sobre la muerte, aún cuando no encuentro mucha gente con ganas de hacerlo. Considero que es un tema que deberíamos hablar tanto o más que los partos y nacimientos

En todas avancé. Algunas las logré con creces, como viajar y reducir los bienes materiales. Las que implican un cambio de actitud cuestan más. Lo que sin dudas me tiene feliz, no es que no me morí, sino que TODO lo que venga de ahora en adelante, lo viviré como un regalo. Agradezco haber pensado que todo se podía acabar pronto. Sin ese pensamiento, no podría haber cambiado, o al menos haberlo intentado.

El otro día, un compañero de trabajo me pasó un audio del periodista Alfredo Leuco. Le había llegado a sus manos un escrito de Mariana Jacobs. Mariana trabaja con enfermos terminales y decidió resumir lo que la gente a pasos de la “muerte” le contaba sobre “la vida”. Para mí fue cerrar el círculo del proceso comenzado hace 7 años. Se los dejo más abajo. No corregí una coma. Es el texto original. Solo me permití marcar en negrita lo que a mí más me gustó. No pudo llegar a mis manos en mejor momento. Me quedan otros 40 años para intentar profundizar alguno de los 7 puntos. No voy a agregar nada más luego de las palabras de Mariana Jacobs. Que lo disfruten…

Las Siete cosas que me enseñaron mis pacientes antes de morir (y que me ayudan a vivir mejor):

Numero uno.
El Trabajo..
Bajá cincuenta cambios. No importa lo grave que te parezca que es lo que pasa hoy en el trabajo; creeme que no lo es.
Tu trabajo es lo que HACES, pero no es lo que SOS. Parece una obviedad, pero no lo es. Hacer identidad en el trabajo es una fuente asegurada de sufrimiento.
Todo lo que sucede cuando salís del trabajo es lo que valorás cuando se acaba todo. Eso es lo único que realmente importa.
Nunca en todos los años que hace q acompaño personas a morir oí a alguien que me dijera que le daba pena morirse porque le hubiese gustado trabajar mas, ganar mas plata, o tener un mejor puesto en una empresa. Nunca. Ni una sola vez. Y me cuesta creer que alguien alguna vez lo haya dicho.
Con esto de ninguna manera quiero decir que el trabajo no importa. Aquel que se esforzó en su trabajo y lo disfrutó suele sentirse muy orgulloso de eso al final de su vida, pero lo que mis pacientes me transmiten una y mil veces es que lo que verdaderamente nos hace sentir vivos y plenos, lo que inclina la balanza, no es lo que pasa en el trabajo, no importa cuanto nos guste, no importa cuanta vocación tengamos. Lo que nos llevamos es lo que pasa cuando volvés a casa.
No importa cuanto ganes o cuanto creas que necesitás. Cuando se acabe todo, vas a haber querido pasar mas tiempo en tu casa panza arriba mirando las estrellas, vas a desear haber pasado mas tiempo cenando con tus amigos y mas domingos con tus viejos. Vas a desear mas horas en la cama con tu pareja y mas tiempo jugando en el pasto con tus nietos.
El auto, la cantidad de empleados a tu cargo, las sucursales que abriste, el cuadro del empelado del mes y los metros cuadrados de tu casa te van a importar absolutamente nada.
Estamos a tiempo. Pongamos el foco en lo que verdaderamente importa.

Numero dos
Conformate menos (también conocido como “escuchate más”).
Es muy común que mis pacientes se arrepientan de haber sostenido situaciones (personales o de laburo) que no les hacían bien durante mucho tiempo.
Somos de aferrarnos, somos de aguantar, alargamos los procesos, nos justificamos o justificamos al otro o la situación. Nos cuesta patear tableros. Y cuando el tiempo que queda es poco, solemos lamentarnos del tiempo perdido.
Y no tengas dudas que el tiempo es lo mas valioso que tenemos.
“me tendría que haber animado” No se porque no mandé todo a la mierda” “no se porque me banqué eso todos esos años, ” o “Pospuse lo que era importante para mi”
Hay algo que no nos hace darnos cuenta de que ese tiempo no vuelve. Que es valiosísimo….es la vuelta de calesita que nos queda. No la desperdicies. Si hay algo que sentís con todo tu cuerpo que no te hace feliz no sigas aguantando. No importa el motivo te aseguro que te vas arrepentir. No te aguantes por miedo cambiar, ni por sostener una apariencia, ni por comodidad, por fiaca, ni por no ir en contra de la corriente. Porque todo ese miedo y esa fiaca y esa zona de confort la terminás pagando carísima y cuando te das cuenta, ya es tarde.
Asique desmalezá, patea un par de tableros, quedate con lo bueno, lo que te hace bien, lo que te hace crecer, lo que te hace reir, lo que te hace sentirte interesado y curioso..y a vivir.

Numero Tres.
No te quedes con cosas por decir. De las cosas mas comunes que me encuentro diciendo a mis pacientes es… “y esto que me estas contando…alguna vez se lo dijiste a el/ella? ” y es NO la respuesta lamentablemente mas frecuente. Algunas veces, con algo de suerte, estamos a tiempo para repararlo y hablar, en la mayoría de los casos no. Ese momento ya pasó. Quien sea que teníamos algo para decirle que era importante se fué, o se murió, o ya no podemos contactarla. Ok. Ahora podés. Y tal vez pienses que se te va a pasar o que no es tan importante o que si decís lo que tenés para decir alguien se va a ofender o temes su reacción o no te animás a quedar tan expuesto….bla bla bla.
Me toca decirte que es probable que te acuerdes de eso mas adelante y te arrepientas. Lo oigo todo el tiempo, creeme. Decí lo que tengas para decir.

Numero Cuatro
Perdona ya mismo a todo el mundo. Y basta.
Te estafaron? Te metieron los cuernos? Te mintieron? Te maltrataron? Perdonalos a todos. Ya está.
No estoy diciendo que te tenés que abrazar con el tipo que te faltó el respeto o la mujer que no te cuidó. No estoy diciendo que tenés que dejar pasar todo. Lo que digo es que lo tenés que soltar. De lo contrario, es como ir en un tren cargando una mochila llena de ladrillos en la espalda. Yo solo te digo que vas a viajar mejor si en vez de cargarla, la apoyás en el piso. Lo que te pasó es parte de tu historia pero no lo cargues más.
Mis pacientes me dicen “creo que me enfermó la bronca que me dió lo que me hicieron” “estuve tan triste y tan angustiada por lo que me hicieron que creo que me terminé enfermando por eso, o pase años angustiado por lo que me hicieron, perdí una década amargado en vez de disfrutar de lo que tenía.”
Guardar rencor enferma (no lo digo yo, lo dicen ellos). Yo creo que la gente se enferma por muchas cosas. No creo que sea la angustia la causa de todas las enfermedades. El mundo esta lleno de deprimidos saludables, pero lo que creo que lo que mis pacientes me intentan decir es que el no haber podido soltar algo doloroso que les pasó, les hizo daño.
Por eso dejalo ir. Dejalo ser. Perdoná a quien tengas que perdonar. Por vos, no por ellos. Aunque no te lo pidan. Todos tenemos alguien que nos hizo daño, alguna cicatriz.. Apoyemos la mochila en el piso y miremos por la ventana, porque el tren sigue viaje.
(y como dice Charly “es mejor no estar atado a nada”)

Numero Cinco. Decí gracias. Todos los días. Todos los días. Si, los 365.
De las cosas mas comunes que oigo son : “no me daba cuenta todo lo que tenia.. vivía pendiente de lo que me faltaba y no me daba cuenta de todo lo que tenia ”
o también (y creo que es la frase que mas oí de todos mis pacientes en todos estos años) “ me quejaba todo el tiempo por pavadas y ahora me doy cuenta de lo afortunado que era….” .
También es muy común oírlo en relación a la familia. “recibí miles de cosas de mis viejos y me doy cuenta de nunca les dije realmente gracias”, “mi mujer/mi marido/mi hermana me acompañó en miles de cosas y creo que nunca se lo agradecí como se lo merecía”.

Resumen: Tenés tu salud, decí gracias. Tenés una familia, decí gracias. Tenés un techo y agua potable, decí gracias. Tenés trabajo y comida, decí gracias. Tenés piernas que te llevan donde querés ir, una genialidad, decí gracias. Tenés a alguien, aunque sea una sola persona, para la quien sos importante, decí gracias. Pudiste ir a la escuela, decí gracias. Hoy a la mañana te levantaste y no te dolía nada, decí gracias. Abriste los ojos a la mañana?…decí gracias.
Todos los días, cuando te levantes…..Gracias.

Numero Seis. (ok, una difícil)
No puedo aconsejarles que recen ni que tengan Fe. Nadie puede hacer eso por consejo. No se le puede decir a alguien que Crea en Algo… porque la espiritualidad pertenece a una esfera de la vida que no puede seguirse como un manual.
Yo solo puedo decirles que en mi experiencia de acompañar en el final, el tener una experiencia de Dios, o alguna relación con lo Sagrado, o con algo que concibamos como más importante y más grande y amplio que todos nosotros y todo el universo, hace toda la diferencia.
Tal vez sea porque el haber cultivado alguna relación con algo mas trascendente que nosotros, algo mas importante que todo lo que hacemos y lo lo que somos, nos da la posibilidad de entender con el corazón que nada de lo que creemos que somos se termina realmente.
Esa conexión con el “todo” puede tener muchos modos de expresarse. Puede que sea por medio de la religión, o la practica de la meditación o alguna filosofía o por el respeto profundo de la naturaleza o el silencio. Creo que son todos caminos diferentes pero igualmente válidos. Es solo cuestión de encontrar cual es el propio, y seguirlo.

Numero Siete.
Cierro con una que es mucho mas cursi de lo que me gustaría ser, pero tal vez sea la mas importante de todas.
Hay una canción muy buena que lo dice: “…messure in Love” (algo así como medí en amor) medí que? La vida. El peso especifico de la vida se mide así. Es absolutamente cierto. Hace años que lo compruebo, en cada una de las vidas que he tenido el honor de acompañar en su cierre.
Hacé lo que tenas que hacer, pero asegurate dar y recibir todo el amor que puedas. En todas las formas que puedas. En el rol que tengas, como madre, padre, hija, tía, sobrino, abuelo, amigo. Cuidá con amor a alguien, y a algo, un cactus, a tu perro, o a la naturaleza en general. Dar y recibir.

Y si lo pienso, todo lo que me enseñan mis pacientes son distintas versiones de esto mismo:
Oírse, escucharse a uno mismo es amarse. Pasar tiempo con quienes uno ama, es amar. Ser agradecido es sentirse amado y en el gracias estamos amando a quien nos dá. Perdonar es ver en el otro su limitación y lograr tocar esa limitación con compasión. Perdonarse a uno mismo, es una importantísima forma de amor.
En el fondo…..es tan simple. Así de simple. Eso me enseñan mis pacientes. Así vamos a medir la vida. Así vamos a poner las cosas en la balanza.

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En resumidas cuentas, para morirse bien, es importante vivir bien. Hace poco un paciente muy querido me dijo antes de morir “trabajé tantos años para que mi vida sea maravillosa… que ahora que me tengo que ir, me da pena dejarla…me salió tan linda….”
Hicimos silencio un rato contemplando su vida juntos, sentados en ese misterio…..y me dijo “Lo hice bien. Valió la pena cada minuto”.

Eso es señores, a vivir.”