Juano_Flyer_logo_Final-10Villa Ventana, es una localidad al sudeste de la provincia de Buenos Aires, localizada muy cerca de vecinos “más famosos” como Tornquist y Sierra de la Ventana.

La visité innumerables veces porque allí vivía mi padrino que abrió una casa de Té. También la recuerdo particularmente porque allí corrí mis primeros 42k de montaña.

En una de las visitas, analizando las posibles excursiones, me hablaron de un hotel que me decían era solo comparable al Llao Llao de Bariloche. Dado mi amor por el Llao LLao, que me lo comparen “así nomás”, “con total impunidad”, me interesó por demás. Al principio me mostré excéptico. ¿Sabrían lo que es el Llao Llao aquellos que se animan a compararlo? Creía que nunca hubo ni habrá algo como el Llao Llao. Pero me equivoqué. Existió y estuvo en Villa Ventana. Se llamó CLUB HOTEL DE LA VENTANA.

Si bien los primeros bocetos de su contrucción se remontan al 1900, abrió sus puertas recién en 1911. Increiblemente solo estuvo abierto 9 años, siendo clausurado en 1920. Albergó uno de los primeros casinos de la Argentina.

El 11 de noviembre de 1911, en un día de sol espectacular, los automóviles con capacidad para 12 personas que había provisto el Ferrocarril del Sur, resultaron insuficientes para los traslados desde la estación Sauce grande hasta el hotel, debido al elevado número de concurrentes. Toda la “sociedad” argentina y extranjera quería conocer “la maravilla del siglo“, nombre dado al hotel por el General Julio Argentino Roca.

Club-Hotel-de-la-Ventana

A las 10 de la mañana se iniciaron los actos, ante 1.200 personas, con una misa que estuvo a cargo del Obispo de La Plata.

Luego, a las 13.30 hs.,  se sirvió el banquete en centenares de mesas con vajilla de plata y porcelana ubicadas en el gran comedor, la sala de recepción, el hall y el solarium. El servicio fue atendido por el personal del Plaza Hotel de Buenos Aires que terminó cumpliendo esa función hasta el cierre del hotel. El menú comprendió unos cuarenta platos distintos, veinte postres y veinte bebidas, siendo todas especialidades de primer nivel mundial.

Algunos números de su corta vida asombran:

  • Tenía una capacidad para 350 pasajeros
  • Contaba con 173 habitaciones, 4 suites compuestas de dos dormitorios, cocina, comedor y baño
  • Las paredes eran azulejadas hasta dos metros de altura y los pisos estaban formados por miles de pequeños hexágonos que lo hacían parecer de marfil
  • La superficie cubierta era de 6.400 metros cuadrados entre planta alta y planta baja.
  • Su soberbio salón de fiestas contaba 150 butacas donde se proyectaban las primeras películas y actuaban las principales figuras del teatro
  • La sala de juegos incluía cuatro mesas de ruleta y ocho mesas de punto y banca
  • Desde su torre mirador se disfrutaba la vista de las sierras y el parque de 126 hectáreas
  • Entre sus servicios se destacan: enfermería, farmacia, sala de planchado, peluquerías, amplio gimnasio, depósito de 1.000 m2 ubicados en el subsuelo, cervecero (con una capacidad de 300 litros) y  sistema de ventiladores aéreos
  • Contaba con una gran cisterna que lo proveía de agua potable y tenía una capacidad de 12 millones de litros
  • Detrás de la cisterna, tenía dos grandes galpones: uno contenía un molino harinero con toda su maquinaria, un complejo de panadería completo y una fábrica de fideos, mientras el otro galpón albergaba un depósito de los vehículos utilizados por el Club Hotel, una herrería, un depósito de arneses, una gran carpintería, un sector destinado a la apicultura, y un depósito de herramientas de granja
  • Además contaba con cámaras frigoríficas (con una producción de 40 barras de hielo al día), cámaras para la calefacción central, quinta y tambo propios, gran pabellón para el personal, una confitería al margen derecho del arroyo Las Piedras a la que se accedía por un puente de hierro, una capilla de un solo ambiente con un altar tallado en roble, ubicada al pie del cerro Manantiales y una gran usina a vapor.
  • En su complejo deportivo contaban con cancha de golf de 18 hoyos, cancha de fútbol ubicada entre el anden de la estación y la margen derecha del arroyo Las Piedras, tres canchas de tenis que usaban en lugar de polvo de ladrillo el ripio fosilisado de Sierra de la Ventana, hipísmo con sus caballerías y cuidadores, piletas de natación (con renovación constante de agua de las sierras).

Para mantener el camino a Sierra de la Ventana, contaba con equipo vial propio: aplanadora, topadora, niveladora y motopala. Un sistema de cloacas derivaba el agua de los sanitarios a cámaras sépticas y de decantación.

A 3 años de su apertura, se inaugura el ramal del tren de trocha angosta desde la estación de Sierra de la Ventana hasta el predio del Hotel.

En 1916, se festeja en sus instalaciones el Centario de la Independencia Argentina. Entre sus ilustres invitados concurrieron la Infanta Isabel de Borbón, el Príncipe Eduardo de Gales, el Presidente de Brasil, casi todo el arco político argentino, diplomáticos, embajadores y gente de la alta sociedad de la época.

Su sentencia de muerte, ya golpeado por la crisis económica de la primera Guerra Mundial, se firma en la presidencia de Hipólito Yrigoyen cuando se sanciona la ley que prohibe los juegos de azar. Sus dueños deciden cerrarlo en marzo de 1920 y una semana después se cierra el ramal de trocha angosta que lo conectaba.

Hasta el momento de pasar a manos de la provincia el hotel estaba completo, luego fue impunemente saqueado, desde los vinos finos de las bodegas hasta el valioso mobiliario.

En la madrugada del 8 de julio de 1983 un dudoso incendio consumió el edifició dejandolo en ruinas. 

Hoy queda muy poco, casi nada, de lo que fué. Para algunos se trató del “Titanic Argentino”.  Por suerte, en Villa Ventana se realizan visitas guiadas donde se transmite en detalle este increíble proyecto del siglo pasado. Vale la pena, es realmente interesante y te sorprenderán sus detalles.

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Fuentes:  www.lavoz.com.ar / www.villaventana.com / www.wikipedia.org