Hace unos años vivía en Chile. Trabajaba en el área de finanzas. Había un pasante en el área comercial, Cristián, con el que solíamos almorzar y hablar, cuando no, de viajes y diferentes culturas. Yo estaba muy interesado en ciertas particularidades de la cultura chilena y él de la Argentina.
Un día me planteó cierto descontento con la empresa. La verdad que no había encontrado en la compañía lo que estaba buscando para su vida. Era inquieto, trabajador, responsable y tenía un enorme potencial, pero sus horas detrás de un escritorio lo hacían sentir un prisionero.
Luego de conversar varias veces sobre ese punto, “desenfundé” una de las historias que más me gustan para graficar lo que me parecía le estaba pasando: La rana y la cacerola. Con matices o adaptaciones al país donde la escuches, es así:
“Hay un experimento (no sé si es real pero no importa) que consiste en poner una rana en una cacerola con agua hirviendo. Obviamente, al sentir el calor del agua, la rana se quemará un poco pero de inmediato saltará de la cacerola y salvará su vida. Por instinto.
Pero si ponemos una cacerola con agua fría y ponemos una rana, ésta se quedará nadando. Luego, encendemos el fuego. El agua se irá poniendo tibia. La rana se encuentra en una situación agradable y seguirá nadando.
Con los minutos, el agua tomará temperatura pero no lo suficiente como para que la rana decida saltar. Para cuando la rana note que la temperatura es demasiado alta, se sentirá cansada, sin ganas de saltar. La temperatura ya se tornará insoportable, pero la rana estará tan debil que decidirá seguir aguantando sin hacer nada mas que nadar. Se irá adaptando a la nueva temperatura.
Llegará un momento que el agua estará tan caliente que la rana terminará cocinándose y morirá“
Cristián me miró con cara de no entender nada. Y le dije. La cacerola es la empresa. El agua para vos se está entibiando. No te quejes hasta el punto que sea demasiado tarde. No creas que vos quejándote vas a lograr bajar la temperatura del agua. Saltá de cacerola, buscá una que te guste. No hay nada peor que te pueda pasar que no cambiar. Si “solo” te quejás y te quedás hasta que sea demasiado tarde, te vas a “cocinar” profesionalmente.
Al poco tiempo Cristián cumplía años. Yo justo viajaba a Argentina y me traje un libro que regalé muuuuuchas veces. Quiero que sepa la familia Zapp que el 20% de sus libros los compré yo y todos mis amigos lo recibieron para su cumpleaños: Atrapa tu sueño.
El libro relata la historia de un matrimonio que decidió unir Buenos Aires con Alaska en un auto de 1940. Acá te dejo un poco de información sobre la familia Zapp: www.argentinaalaska.com.
Una de las frases que siempre recuerdo, y le comenté a Cristián, fué que ellos comentaron que lo más difícil del viaje, que duró 4 años (y no 6 meses como imaginaron), fué la decisión de iniciarlo. Que las personas que los rodeaban les decían que estaban locos, que como iban a dejar sus trabajos “seguros”, etc., etc.
ADVERTENCIA: ojo con el uso irrestricto de la metáfora o fábula de la cacerola y la rana. Puede traer consecuencias inesperadas…
Al poco tiempo vino Cristián y me dió una noticia. Se casaba y al otro día del casamiento partiría con su flamante esposa a Alaska desde Santiago de Chile. Harían el viaje en una VW Combi que en ese momento ya la estaban restaurando… Le dije: lo único que te pido es que no le digas a tus papás que yo te conté de la rana y la cacerola y te regalé el libro “Atrapa tu sueño”. 🙂
Al tiempo regresé a Argentina previo a su casamiento. Vivía en Mendoza. Casualmente me entero que en vez de “subir” por Chile pasarían para Mendoza. Les regalamos con mi esposa su “noche de bodas” en la Posada Salentein. Hicimos contacto con amigos que los recibieron en Florianópolis… Unos soñadores que partieron a Alaska con muchas ilusiones. Pero este post no es sobre Cristián y su aventura. Seguramente sin saber de mi o de la historia de la rana o el libro, Cristián lo hubiese hecho de todas maneras.
Este post es proponerles recapacitar si no sentimos que el agua de nuestra cacerola se está entibiando. Si no tenemos miedo de que el agua suba de temperatura al punto de sentirnos sin fuerzas para saltar.
Me refiero al paso del tiempo en un trabajo que no nos gusta y no hacer “nada” para cambiar. O quizás querés viajar pero no cambiás nada de tu situación actual para lograrlo. O llevás una relación que no tiene futuro pero el día a día no te da respiro ni siquiera para plantearte darle un corte. O vivís preso de compromisos familiares, laborales o que impone tu entorno y ya pasaron años sin hacer nada por mejorar. O quizás trabajás con tu papá o tu suegro y no te animás a decirles que no te gusta. O querés vivir en el exterior o en la patagonia, pero no querés dejar lo que tenés y ya te acostumbraste.
Creo que el cambio de año es un buen momento para romper rutinas. Para romper estructuras. El verano es una excelente oportunidad para hacer cambio de ropa, sacar alfombras, regalar ropa que no usamos en los últimos 365 días, tomar la decisión de vivir con menos, gastar menos…. O directamente cambiar en forma significativa y dar un giro.
No creo que te vayas a Alaska despues de leer sobre la rana y la cacerola, pero si hay algo que te ata y querés cambiar, si te das cuenta que el agua se está entibiando, lo mejor es que saltes. Notar que el agua empezó a cambiar su temperatura ya es extraodinario. No todos lo notan. Saltá. Las consecuencias serán algún raspón o herida menor. Nada comparado al momento en que tomes consciencia de que querés cambiar y ya no sea posible. Mientras la temperatura del agua te lo permita, saltá. Peor es morir cocinado.
18 noviembre, 2016 a las 3:27 pm
Woooow… si hay algo que me encanta de tus post, es que al menos en mi caso, siempre me quedo pensando, analizando. Y es tal cual lo decís lo difícil es darse cuenta, vivimos a un ritmo tan loco que a veces no tenemos tiempo de plantearnos que queremos hacer, como seguir, que cosas nos gustaría cambiar que cosas no.
Abrazo grande Juan para vos y tu linda familia.
18 noviembre, 2016 a las 7:59 pm
Hola Cintia. Gracias por las salutaciones familiares.
Esa es la idea, a través de una lectura, para la pelota y recalcular.
Me hace feliz leer que ayuda! que tengas un excelente finde!
18 noviembre, 2016 a las 4:31 pm
Lástima que llevo varios años saltando de cacerola en cacerola y no he logrado bajar la temperatura de agua….
18 noviembre, 2016 a las 8:00 pm
no quiero que suene una frase hecha, pero seguí intentando hasta que encuentres tu opción. Te lo dice alguien que se mudó 9 veces y tuvo más de 10 trabajos. Con los cambios también uno va descubriendo que es lo que quiere. Saludos!
18 noviembre, 2016 a las 8:07 pm
4 mudanzas y 9 laburos (mismo laburo en distintas condiciones) en 13 años. Supongo que no encontré la dosis perfecta de veneno todavía. Te recomiendo googlees “por qué los abogados somos infelices” en el blog saberderecho
18 noviembre, 2016 a las 8:13 pm
Dale! lo voy a leer y luego te comento. En este minuto me estoy dando a la fuga laboral y no quiero perder el proximo tren. Lo leo desde el Ramal Mitre 😉
18 noviembre, 2016 a las 4:46 pm
Juano, mi olla está hirviendo hace un par de años. En el agua quedaron los nutrientes, y en mi cuerpo nada (?).
Leí Atrapa tu sueño, al principio me pareció interesante, hasta que Herman se pone a manguear a lo loco y casi que se ofuscaba si algún indígena del amazonas le decía que no. Que él creía que la gente no entendía de sueños y bla. Mucho ombligo. Medio que lo terminé odiando al chabon.
Me fui por las ramas.
Este tipo de post son batazos a la cabeza para que la pua del disco que estabas tocando plácidamente adormecido salte y te de un tiempo de silencio para preguntarte donde carajo estás. Gracias. Cada tanto ayudan. Varias veces cambié el disco, pero siempre en la misma sintonía. ;).
¡Abrazo!
18 noviembre, 2016 a las 8:02 pm
Sr. Soy Austral. Ud está en una cacerola hermosa. Acaba de recibir a Nina y Roma y mejor no puede estar. Respecto a otros temas que desconozca, todo tiene solución mientras tenga la familia y salud.
De todos modos le tomo el punto y ojalá el post haya servido para mover un poco la modorra del día a día e intentar un cambio… Abrazo Leonidas!
18 noviembre, 2016 a las 6:05 pm
Para qué ir al psicólogo si Juano escribe 1 vez por semana ! Ja.
Muy bueno, nunca es tarde y siempre es importante parar la bocha y mirar alrededor, para darse cuenta de que uno mismo es quien se puso en su situación actual (sea aceptable o no para cada uno). Y así también, uno mismo es quien puede dar el volantazo. Con éxito ? Quién sabe, quizás si, quizás no. Pero lo que no quiero es llegar a viejo con cuentas pendientes… el intento depende de uno, el resultado no.
Abrazo ! Me comentan que Bucay estaría sacando un libro con la fábula de “el sapo y la sartén” totalmente original 😛
18 noviembre, 2016 a las 8:05 pm
Viste Julio, y no cobro como el psicólogo… jeje.
Animarse al volantazo ya es mucho. Hacerse cargo de las consecuencias es mejor que no haberlo intentado. Como vos decis llegar a viejo con “pendientes”… #BucayChorizo… jeje Abrazo!
18 noviembre, 2016 a las 7:18 pm
Hola Juan, acá une lectora silenciosa. Me paso tu post mi marido y me dijo “te veo reflejada en ésta historia”, y es que en agosto de este año salté de la cacerola, dejé la relación de dependencia para ejercer mi profesión de manera independiente, tantas veces lo pensé y no me animaba…tenía miedo del qué dirán los demás, sobre todo me asustaba la reacción de mis viejos que trabajaron desde sus 18 años para la misma empresa. Muy por el contrario, cuando lo dije, todos todos me apoyaron, y ahí lo pude materializar. Hoy hace casi 4 meses que estoy en esta nueva aventura, viviendo con menos sí pero feliz! Siempre me quedo pensando cuando dicen que hay que salir de la zona de confort, porque en realidad donde estaba no era confortable, solo tenia la tranquilidad del sueldo el último día hábil del mes, que para muchos es todo (y no lo cuestiono) pero a mí no me alcanzaba, a fin de cuentas quién te quita lo bailado!
Lo que fue el empujón final fue visualizarme en 10 años, en el mismo lugar y preguntándome qué hubiese pasado si me hubiese animado, y la verdad es que no quería quedarme con la duda, quería y necesitaba animarme. Cada uno tiene su realidad, y por eso es muy difícil a veces dar consejos sobre estos temas. No soy creyente, y por eso tengo la convicción de que ésta es la única vida que tenemos, nuestros hijos y sobrinos son chicos una vez, a nuestros viejos los tenemos hoy, las que cosas que suceden hoy no vuelven a suceder, 30 años (la edad que tengo hoy) la voy a tener una sola vez, y no quería más que la vida me pase por el costado mientras estaba 12 horas afuera de mi casa dandole lo mejor de mi a alguien que no lo valoraba ni lo merecía. Quizás me fui por las ramas…pero, a escasos 4 meses, este es el pequeño balance que puedo hacer. Me gusta mucho como escribís, gracias por el espacio de reflexión!
Y dejo una frase de Pepe Mujica, ex presidente de Uruguay, que creo viene al caso: “Cuando tú compras algo con dinero, no estás pagando con dinero, estás pagando con el tiempo de tu vida que tuviste que gastar para obtener ese dinero”.
18 noviembre, 2016 a las 8:12 pm
Hola Sol. Casi te escribiste un post. Que lindo todo lo que contas. La frase de Mujica es espectacular! Celebro tu salto al “vacío”. Y en el momento justo. Con 30 años aún te queda mucho por arriesgar, probar, aprender y concluir de esos saltos. Ojalá los compartas con todos nosotros como hiciste hoy. Gracias por tu confianza y tu paso por el blog. Que tengas un excelente finde y mandale un saludo a tu marido también…
19 noviembre, 2016 a las 1:08 pm
Sii jajaj perdón, pero tu post nos inspiró a muchos! Tengo pendiente hacer un blog, si en algún momento tomo esa decisión paso por acá a contarte 😉
19 noviembre, 2016 a las 9:52 pm
Por favor. ¡Contame apenas salga el primer Post! ¿Sobre qué tema estás pensando el Blog?
18 noviembre, 2016 a las 8:06 pm
Hola Ale, nunca me habían dicho te amo por este medio…. jajajaja
Un ACV te va a salir caro. Pará la moto. No te cocines lentamente. Quizás parece que el futuro sea incierto sin la seguridad del hoy pero todo se acomoda. Te mando un abrazo y buen finde!
19 noviembre, 2016 a las 1:49 am
Me encantó el relato y lo comparto al 100%. Yo siendo contadora y teniendo un buen trabajo me anime a cambiar y con 27 años estoy por arrancar medicina. Todos me dijeron que estaba loca y la verdad que me siento feliz se que son años, muuucho años de esfuerzo pero siendo feliz y no quedándome con el que hubiera pasado si me hubiera animado !
Saludos !!!
19 noviembre, 2016 a las 9:48 pm
Maravilloso Sol. Y si estás loca disfrutalo. La que va a estudiar sos vos, no ellos jejej
Mejor haberlo intentado que arrepentirse. ¡¡Un gran saludo!!
19 noviembre, 2016 a las 2:16 am
Hola Juano! Excelente post!
Para leer y releer una y otra vez. De hecho ya lo leí 3 veces en lo que va del día.
Actualmente estoy viviendo un proceso en el cual me estoy proponiendo muchos cambios a través de nuevos objetivos y desafíos. Tu post es como una palmadita en la espalda que lo interpreto como: “Flaco, dale para adelante, porque posta, no te quedaba otra, te ibas a quemar entero”
Creo que el peor enemigo que uno mismo puede tener es cuando se acostumbra al agua tibia (una especie de atracción hacia el conformismo y la comodidad). Y desgraciadamente es algo a lo que me acostumbré demasiado en los últimos tiempos.
Pero bueno como ya dije es cuestión de tener la mente abierta porque cuando uno se hace responsable de las decisiones que uno mismo emprende es cuando la balanza se empieza a inclinar para el lado que uno quiere.
Espero en un futuro tener el honor de compartir con vos una sesión de trote o hasta una media-maratón si llegásemos a coincidir.
Te mando un abrazo! 🙂
19 noviembre, 2016 a las 9:51 pm
Hola Portu querido. Muchos éxitos en estos cambios. Es tal cual. El agua tibia es linda y se acostumbra. Lo importante es saber si uno está en la olla que quiere a futuro…
Leí por ahí la palabra correr. ¡Cuando quieras! Ando con ganas de ir a correr a la reserva en Capital Federal… Combinamos un día d estos. Un abrazo y gracias por pasar y comentar
19 noviembre, 2016 a las 2:34 pm
Hola, Juano. Gracias por refrescarnos que llega fin de año y HAY que hacer todo eso que proponés. Hace como dos o tres semanas que con marido decimos “hay que sacar ropa y regalar”. Y, por supuesto, pensar el viaje de fin de año… 🙂 Pensamos rumbear para la Patagonia… (respecto a lo de saltar de la cacerola, nosotros ya saltamos hace rato, una vida siempre al límite, ja).
19 noviembre, 2016 a las 9:57 pm
Hola Magui. Además de tener una cruzada para que todos viajen, la otra que tengo es vivir con lo mínimo posible materialmente. No para de regalar y donar. Algunas cosas se venden…
¡Que lindo la Patagonia! Estaré en Bariloche en diciembre. ¿Uds donde tienen pensado rumbear?
19 noviembre, 2016 a las 3:21 pm
Qué bueno Juano tu post-historia porque mucha gente no se anima a cambiar. Habría que agregar que a veces uno puede trabajar en familia, tener su propio trabajo y saltar de la cacerola también que es mover la energía para emprender cosas nuevas todo el tiempo. La tendencia a quedarse predomina, pero el que es movedizo a veces necesita cambiar enfocando su vida con cosas nuevas, sacudir la tierra y oler nuevos aires aunque el trabajo sea el de siempre pero con otro enfoque, hacer rotación y de saque como en el voley. Beso
20 noviembre, 2016 a las 5:46 am
Excelente Juano! Como siempre, tenes el poder de tocar mis fibras más sensibles. Yo también soy fan de Atrapa tu sueño, pero sobre todo vivo permanentemente cuestionándome cuando podré saltar de la cacerola. Casualmente hoy lo hablaba con mi marido con lágrimas en los ojos.
Estoy más que agradecida a mi trabajo porque me ha permitido hacer muchísimas cosas, he tenido un gran crecimiento profesional y mucho desarrollo. Pero para quien tiene la vocación de escribir y el alma bohemia, el trabajo de oficina puede, en parte, cortarle las alas. Es por eso que me aferro a mi blog como mi lugar en el mundo, ese pequeño bastión donde todavía defiendo mis sueños y junto fuerzas para saltar!
Gracias por el post! Escribís increíble porque llegas al corazón!!
20 noviembre, 2016 a las 6:35 pm
Hola Puli. Algo así también me pasa. Trabajo en finanzas hace 20 años y en encanta. Cuando hace 6 meses empecé con el Blog no esperé que me movilizara tanto. Es también mi refugio. Por el momento espero compatibilizar las dos pasiones. Ya veré en que cacerola me tiro de cabeza… Estoy en proceso de análisis… Gracias por tu confianza y hermosos comentarios siempre. Que tengas lindo domingo
2 marzo, 2017 a las 12:15 pm
Hola Juano; vi este post porque lo publicaste hace unas horas en tw pero veo que es del año pasado jaja. Te leo hace poco y casi todo, por no decir todo, lo que escribís me deja recalculando. Gracias por compartir estas cosas, saludos!
7 marzo, 2017 a las 7:15 pm
Gracias Lauti. A veces me pongo reflexivo para que todos pensemos (y viajemos mas) jejeje 🙂
Y gracias a vos por leerme. Seguimos leyendonos
12 mayo, 2017 a las 11:53 pm
Juano, hoy aplique en mi trabajo el aprendizaje que da este relato!!! Esta nota de la rana y la cacerola ya la lei varias veces de tu pagina y se la reenvie a muchos compañeros! Feliz 1er año de tu Blog. Es el mejor mejor mejor de todos los Blogs de Viajes!! No solo por los datos para viajar…..sino…por lo mas importante….los temas que hablas de la vida y tus opiniones!! Tuve la suerte de conocerte en la embajada de Brasil y que me regales tus super lapices rojos con tu nombre. Sos una fuente de inspiracion para los demas!!! Me encantaria poder armar algo parecido a tu blog (tengo cero experiencia en paginas webs). Me encanta viajar y compartir datos y experiencias de los viajes. Y algun dia poder vivir de algo relacionado al Turismo!!! Un Abrazo Gigante!!!
13 mayo, 2017 a las 10:25 pm
Hola Gonzalo!!! Ese día en la Embajada de Brasil nos faltó el café posterior. Quiero saber detalles del salto de cacerola…
Anímate con el Blog. En mi caso empezó para dejarle algo a mis hijos… Un relato de los viajes de su papá. Sin más…
Te mando un abrazo!
22 mayo, 2017 a las 10:59 pm
Juano….Si nos faltó el Cafe !….A la vuelta de tu viaje con Elisa lo podemos agendar (Felicitaciones por toda la movida que realizaste para juntar fondos para ese viaje!).
Con respecto a como apliqué lo que describis en este relato de la Rana….Hace unos dias en el trabajo me cambiaron de oficina…de tareas..de jefe…de compañeros etc…..y la verdad…que salí perdiendo en todo!!! Y capaz en otro momento hubiera aceptado y sin chistar estas cosas…que no me beneficiaban en nada y que por el contrario veia que a la larga se iba a calentar el agua y mi reacción hubiera sido tardía.
Encaré de buena manera y con argumentos a mis jefes y les explique que yo no habia pedido ningun cambio….y que la decisión que habian tomado no me gustaba en ningun aspecto…por lo que te comentaba mas arriba.
De entrada….se hicieron los distraidos….pero a los dias me llamaron para hablar y aceptaron que tener un empleado disconfiorme no sirve de nada!!! Las cosas por imposición…nunca sirven. Con lo cual me dijeron que cuando termine con un tema que me encargaron vuelvo a mis tareas…lugar y compañeros de antes!
Parte de mi decisión de ir a “pelear” por lo que me parece lo mejor para mi se basó en la lectura de esto.
Gracias por hacernos reflexionar!!!! y por esa vitalidad que salen de tus notas!! Admirable!!!
Gracias Juano!!
23 mayo, 2017 a las 7:42 am
¡¡¡¡Qué grande Gonzalo!!!! Que gran noticia. Te felicito muchísimo
30 junio, 2017 a las 5:56 pm
Hola Juano, muy buen punto el que tocás.
Todo el mundo tira para abajo cuando de saltar de la cacerola se trata: la familia, los amigos, la religión, la educación, los genes, la tele, el Banco y Despegar.
Por suerte hay una mente lúcida acá que con un tono amable cuenta que otra cosa es posible para salir de este consumismo hueco y suicida.
Dentro del consumismo también incluyo “viajar” porque esta experiencia por sí sola no significa saltar de la cacerola. Podés viajar de vez en cuando y estar cocinándote a fuego lento, y es eso lo que noto por ej. en los blogs de viajes: la gran mayoría ofrece tips y reviews de cruceros, four seasons, qué hacer 3 días en New York, cómo comprar en amazon, la Torre Eiffel, el equipaje despachado, el tax free, y toda esa basura. La cárcel perfecta. Fuck them all.
Tengo un trabajo que no me gusta y vivo en Argentina, un país que terminé odiando porque vaya donde vaya termino rodeado de salvajes maleducados cocinándose a fuego lento. Cada vez que vengo de viaje me quiero volver a rajar porque no soporto tanta violencia, agresión y degradación cotidiana a las que nos hemos acostumbrado.
A mí me gusta este blog, porque te vas a correr a Italia, te alojás en un Hostel y lo contás bonito.
Gracias y un abrazo
20 septiembre, 2017 a las 9:13 pm
Woooooww! No habia leído este post! Divino, Juano.
Y reafirmo. “Lo mas difícil es tomar la decisión” después todo se va dando o sigue girando con su propio envión, con su propia energía y la energía que vos le das al proyecto. Hay que saltar! Arriesgarse y vivir para no sentirse tan zombie. A mi me cambio la vida, hoy pienso que fui una tonta. Podríamos haber saltado dos años antes, pero no podíamos tomar la decisión por miedos, no nos animabamos. Mi trabajo estaba muy bien, pero era un agua cálida constante y aburrida. Me podría haber jubilado ahí, entre esas mismas paredes, que horror!
Lo que nos ayudo fue pensar en que si no tomábamos la decisión, toda la vida nos hubiéramos quedado con la duda de como nos hubiera ido después de saltar. Y acá estoy, lo deje todo y al recompeza fue mayor. Soy feliz.
Un abrazo querido.
21 septiembre, 2017 a las 12:16 am
Gracias Noe por contarmos tu experiencia. Es así, muchos nos jubilariamos en nuestros actuales trabajos por miedo a dar el salto. Y es difícil hacerlo. Pero casos como el tuyo nos ayudan a animarnos… Abrazo grande