Luego de mi viaje hacia Santiago de Chile, que no había cumplido mis expectativas, llegó el día de volver. Deseaba que el viaje de ida haya sido una excepción y que la vuelta borre definitivamente el recuerdo de mi debut por Air Canada. Pero no tuve esa suerte. El regreso fue aún peor.

El vuelo estaba programado para las 13.35 hs. Llegué al aeropuerto Arturo Merino Benitez (SCL) 3 horas antes. Siendo 22 de diciembre era obvio que me encontraría con un aeropuerto cargado, pero nunca, en los 4 años que viví en Santiago de Chile, vi algo similar.

Mi obsesión por llegar temprano tampoco evitó que me encontrase con una larga cola para despachar. A diferencia de lo que pasó en Ezeiza, esta vez si nos dividieron en 2 colas separando los pasajeros que ya tenían el check in online hecho de aquellos que no.

Estando en la cola, nuevamente en forma simultánea las aplicaciones de Air Canada y Tripcase me avisaban que el vuelo estaba retrasado. Al momento indicaban que saldría 1 hora retrasado.

Me puse a mirar los pasajeros y sus valijas. Era evidente que varios optaron por Air Canada ya que les permite despachar 2 valijas de 23 kg. Pero lo más sorprendente era ver la cantidad de televisores que se despachaban.

Una vez despachada mi valija, me dirigí hacia el “fondo” del aeropuerto donde debía hacer migraciones. Para mi sorpresa, el sector había sido remodelado y agregaron muchas cabinas adicionales. Pasamos muy rápido y me fui para el freeshop.

Estaba buscando unas cremas  y fragancias para mi esposa y mi mamá cuando el teléfono vibró nuevamente. Ambas aplicaciones una vez más me anunciaban que el avión saldría con una demora de 2 horas. Decidí no calentarme y terminar con las compras, que incluyó las famosas Dunkin Donuts para los chicos.

Dado el cambio de planes, también me dediqué a sacar fotos. Entre ellas, a la Reina (Boeing 747).

Estando sentado en la puerta de embarque asignada, nos informaron por alto parlante que la misma cambiaba. Agarré mis Donuts y demás bolsas de regalos y me pasé a la nueva puerta de embarque. Allí nos esperaba el B777-300 de Air Canada.

El embarque fue muy rápido. Yo estaba entretenido con un libro y decidí esperar para subir sin prestar atención a la zona asignada. Fui el ultimo pasajero en embarcar.

Finalmente, con 2 horas y 10 minutos de retraso, despegamos. El horario de despegue era posterior al horarios que originalmente estaba previsto llegar.

Pude ver por la ventana las obras de las nuevas terminales que están haciendo en el aeropuerto. La ampliación hacía falta ya que el crecimiento de turistas que recibe Chile crece año a año, como así también la cantidad de chilenos que viajan al exterior e interior de su país. El aeropuerto Arturo Merino Benitez concentra en la misma locación vuelos internacionales y de cabotaje.

El vuelo fue muy tranquilo. Nuevamente sirvieron el refrigerio en forma previa a las bebidas. Para mi felicidad, “el sánguche” resultó muy superior al de la ida. Punto para Air Canada.

Rico, fresco y “con algo” en su interior…

Distinto al de la ida, no?

El avión era el mismo que describí en el viaje de ida, por lo que no entraré en mayores detalles. Confirmo que su interior es hermoso y me encantan los colores de los tapizados como el livery de Air Canada.

Y lamento profundamente contarles que el servicio a bordo y la atención de los TCP fue nuevamente para el olvido. Si bien a la ida no se destacó y en verdad el problema quizás fuera mío que esperaraba un servicio aún mejor, esta vez tengo motivos para calificarlo como malo.

Como mucho de uds. saben, hace casi 6 meses me hicieron una gastrectomía total. Es decir, no tengo estómago. Bueno, luego de comer lo que nos habían servido, tuve que esperar que trajeran la bebida. Nuevamente no entiendo por qué no se puede hacer en simultáneo. En fin, me tomé el jugo que pedí, y como no debería tomar y beber al mismo tiempo, luego de tomar el jugo comí la ensalada de fruta y el sándwich. Valoro el refrigerio del avión porque debo comer cada 2 horas sin falta. 🙂 Bueno, resulta que finalizando el sándwich, un pedacito de pan se negaba a bajar de mi esófago. Digamos que me puse nervioso. No quería molestar a mis compañeros de medio y pasillo y encendí la llamada para los TCP para pedirle un vaso de agua. Traté de calmarme y esperé los 10 minutos mas largos de mi vida. En ese lapso pasaron 2 TCP que no solo no me consultaron por qué los había llamado, sino que además ante mis señas de que necesitaba su atención, ME IGNORARON. Es decir pasaron de largo sin más. Ahí es donde decidí molestar a mis compañeros de fila y me fui directamente hacia el final del avión a pedir un vaso de agua.

Aterrizamos en Ezeiza a las 17.40 hs. Migraciones resultó bastante ágil y cuando llegué a la cinta mis valijas estaban allí esperándome. 🙂

Florencia, mi esposa, había insistido en irme a buscar. Un viernes a la tarde, cerca de las 17 hs. sería una muy mala decisión tomar la General Paz, por lo que opté por tomarte el Manuel Tienda León hasta aeroparque y encontrarnos ahí.

Nuevamente opino que Air Canada no se destaca. Está en el medio de la tabla aunque tampoco puedo decir que fuese mala. No la elegiría nuevamente pero aún así tengo fe que un día me dará revancha y escribiré un post destacando su atención y servicio. Porque creo que una mala experiencia no define a una aerolínea, pero al menos, mi experiencia tanto de ida como de vuelta no cumplieron mis expectativas.

Puntos a destacar:

  • Avión (me parece espectacular el B777-300)
  • Colores (livery) del avión y de su interior. Muy subjetivo por cierto pero a mi me encanta
  • La presencia y acompañamiento de Valeria Smith, Commercial Manager Latinamerica and Caribbean de Air Canada
  • Posibilidad de despachar 2 valijas de 23 kg.
  • Personal de tierra (en Ezeiza, en Santiago de Chile y en el embarque)

Oportunidades de mejora:

  • Refrigerio de Buenos Aires a Santiago de Chile
  • Atención a bordo
  • Variedad e idioma del entretenimiento a bordo