Hay un día en la vida de cualquier ser humano, más tarde o más temprano, en el que toma consciencia de que está de paso y por su fragilidad, la vida pende de un hilo.
Si es la primera vez que lees un texto de mi blog, acá te hablaba del tema: La muerte y la consecuente decisión de viajar. Lamentablemente a algunas personas les pasa al final de su vida cuando ya hay poco por hacer.
En mi caso, esa sensación de vulnerabilidad vino acompañada de un cambio radical de vida que consistió (y aún continúa) en desprenderme de la máxima cantidad de bienes materiales. Así te lo contaba en: Cuando menos resulta ser más.
Ambas situaciones decantarían en una “sana obsesión” por viajar y una sensación de libertad que nunca había experimentado. Libertad para viajar, libertad para elegir un trabajo pero por sobre todo para tomar todo tipo de decisiones en el día a día.
El 31.12.2016 fue obligado a renunciar para cobrar 3 meses de sueldo que se me adeudaban. Y para peor, tuve que organizar y negociar la “renuncia forzosa” y despido de 10 compañeros de trabajo. Tuve la peor semana de mi vida laboral pero nunca lo económico fue un problema como sí me hubiese pasado hace 5 años. Ahora vivo con lo mínimo, con un quinto de lo que tenía hacía 10 años y la mochila cada vez está más liviana. Eso hace que ante imprevistos como los que ocurrieron hace tan solo 15 días, que fueron muy duros, no hayan acabado con mi salud. Si vivís con la sensación de que todo depende de vos, que nada te debería pasar, si no cobrar por ejemplo 2 meses de sueldo podría sumirte en un estrés peligroso, algo hay que revisar. Por supuesto no está dirigido a quienes por poco pueden cubrir sus necesidades básicas. Lo que te propongo es bajar un cambio, reducir tus bienes materiales y consumo, para lograr la libertad necesaria para la toma de decisiones.
Mi familia está compuesta por una hermosa mujer que conozco hace 19 años y 3 hijos fruto de un matrimonio que lleva 17 años. Haber cumplido 40 años no significó un cambio radical puntual pero sí tomar conciencia de que llegué a la mitad de la vida y deseo vivirla como si no hubiera mañana. Vivir el día como si fuera el último suena cursi pero hacerlo no lo es.
En estos momentos estoy con mi hijo mayor de 12 años en un hotel de Iguazú. Mañana partiremos a Miami donde visitaremos Tampa (2 días en el mismo parque de montañas rusas Busch Garden), luego iremos a Orlando para visitar 2 parques acuáticos (Blizzard Beach y Aquática), luego un día en Cabo Cañaveral visitando el Centro espacial John F. Kennedy para terminar en Miami.
Este viaje surgió porque me planteé la famosa frase “que harías si supieras que te queda poco tiempo de vida”. La respondí teóricamente y me puse manos a la obra:
- Viajaría con cada uno de mis hijos, de modo que sellen a fuego en su corazón no solo el día a día sino también “ese viaje” que como único hijo pudieron hacer. Acá estamos.
- Viajaría con mi mamá, de manera de rendirle el tributo que cualquier madre se merece. Ser madre/padre no es fácil. Y hoy como padre valoro muchísimo lo que ellos hicieron por mí. En 3 meses viajaremos a Santiago de Compostela para caminar 120 km, última etapa del mítico camino de Santiago, sueño que quedó trunco al morir papá.
- Trataría de tener más viajes en pareja. Así fue que en viajamos 2016 a Salta y Jujuy, a Ushuaia y al Llao Llao Hotel, lugar al que me negué durante años por pensar que no podía darme ese lujo. El Llao Llao hotel no es caro, vale cada centavo, pero yo no podía pagarlo. O eso creía. Solo había que ponerle foco, darle una vuelta a las prioridades y encontrar la manera.
- Disfrutaría más de la vida, sin tantos prejuicios. Por eso abrí el blog y escribí cosas que hasta me costaban hablarlas en persona con mis mejores amigos.
El otro día, en una cena, unos amigos se reían de mi uso detallado de la promoción MasterCard Sorpresas. Me decían que no podía calcular hasta el día que compraba y la tarjeta con la que pagaba. Créanme que si la prioridad de uno es viajar, sin dudas el foco tiene que estar en encontrar la manera. Los que no vivimos de rentas o tenemos una familia de la cual heredar algo, si viajar depende de nuestro trabajo diario, no hay otra manera que ponerle foco a los viajes y hacer de todo para lograrlo.
Estoy yendo a la Meca del Shopping. Miami es la tentación para cualquiera. Pero no pisaré un shopping. Retiraré el pedido que de mi hija por el que viene ahorrando hace un año. Retiraré algunas compras escolares (zapatos y zapatillas) por algún locker de Amazon y listo. El tiempo será entre mi hijo mayor y yo.
Hace unos años que limitamos las compras a lo esencial. Y por el contrario, vendimos el equivalente “parar vestir” 2 casas actuales que financiaron algún que otro viaje.
Si te genera cierta inquietud el camino de viajar y pensás que quizás no tenés la forma de llevarlo a cabo, pensá seriamente si quizás tu vida no se transformó en un tren al que le sumaste tantos vagones (gastos fijos) que hoy es imposible detenerlo o cambiar el rumbo. Reseteá tu vida. Reinventate. Viví con menos. Invertí el excedente en viajar. Y si un día las cosas se complican, solo apagá la perilla de los “gastos de viajes”. Vivir con lo indispensable hace que transites por la vida en forma más ágil y segura. Empezá desenganchando vagones que hoy quizás ni sepas por qué los llevás a cuestas. Revisá tu casa, seguro que hay mucho para vender. Y cuando vendas lo que sobra, venderás los muebles donde guardabas lo que vendiste. Y cuando se vayan esos muebles, la casa grande o ese ambiente “de más” ya no será necesario. Con la reducción viene un increíble ahorro indirecto. Obvio, van para viajes en mi caso.
Me gusta mucho la metáfora de la locomotora. Siento que somos un tren al que a medida que crecemos se enganchan vagones: hijos y sus responsabilidades, el mantenimiento de una casa y todo lo que eso conlleva, el trabajo, el auto, un segundo auto, la casa de fin de semana o el cuidado de un familiar, la casa mas grande o la nueva refacción… y así cada uno tiene sus vagones. Creemos que podemos con todo y el combustible es nuestro trabajo/dinero. Pero me parece que hay veces que nos pasamos de largo. Ese locomotora viajaría más cómoda, regulando mejor, sin tantas posibilidades de dañarse, si intentamos reducir la cantidad de vagones o al menos si los llevamos más livianos. En línea con el tema ferroviario, quiero pensar que todos preferimos viajar por las vías del mundo que circunscribirnos al ramal Mitre que ingresa todos los días a Capital Federal.
Vos sos dueño del tren, de los vagones que lleva, el peso de la carga y sus consecuencias. De nadie más depende la salud de la locomotora, la velocidad y el recorrido. En mi caso trataré de seguír liberando vagones y reducir el peso de aquellos que sea posible.
14 enero, 2017 a las 12:30 am
Me encantó y comparto tu reflexión ! A disfrutar este viaje tan pensado y esperado!
14 enero, 2017 a las 10:48 am
Nada en este viaje sería posible sin tu ayuda y generosidad
14 enero, 2017 a las 1:17 am
Que lindo escribis! Buen viaje y a disfrutar.
14 enero, 2017 a las 10:48 am
Gracias Sole. ¡A disfrutar se ha dicho!
14 enero, 2017 a las 10:47 am
Holaaaaa. Muchas gracias. Estamos disfrutandonos a full. Abrazo grande y gracias por el aguante de siempre
14 enero, 2017 a las 12:32 pm
Juano cuanta razón tenes, lo bueno de tus post es que es un ejercicio para mis lagrimales y eso a mi me ayuda jaja. Pero no hay un post que no me haga moquear che.
Te admiro mucho, y valoro mucho las enseñanzas que dejan tus post.
No te conozco personalmente pero leyendote en el blog en twitter se deja ver que sos buena madera y un tipo querible y por eso mereces lo mejor. Disfruta este viaje y los que vengan en este 2017. Y con tu «metodo» no hay LlaoLlao que se nos resista jajaja
14 enero, 2017 a las 6:40 pm
Hola Vir. Gracias por tus amables, lindas y exageradas palabras. No nos conocemos personalmente porque cada mañana te tomas los cafecitos sola… Jejeje
¡¡¡Vamos por el Llao Llao 2017!!!
Me contaste en otro Post sobre tu historia de vida. Créeme que valoro y entiendo mucho esas lágrimas. Abrazo grande. Juano
14 enero, 2017 a las 5:23 pm
Juano querido!!! la vida, el destino, la inmensidad del cosmos…y el libre albedrío.
Como decía Steve Jobs…mirar atrás «connecting dots» y cada «dot» fue necesario…y en cada uno se impuso una decisión…por más crudo que haya sido el momento…me casé con un trotamundos y con él me inoculé un virus del que nunca me deshice. Esta fiebre de viajar. De darle al mundo el poder de secuestrarnos para conocerlo.
Con el trotamundos tuve tres hijos, él se volvió a las tierras de Ragnar, y yo tuve el honor de criar a mis tres varones que tienen el maravilloso virus transmitido por su papá y su mamá. Y para ellos, una circunstancia especial: empezar a cruzar el océano solos, y aprender de chiquitos a cruzar ese portal, el que te cambia de plano…cada plano con una bandera, un idioma, una cultura diferente.
Siempre fui empleada, privilegiada empleada porque mi tarea es el servicio en el lugar más lindo del mundo. Y porque esos «dots» me bendijeron con facilidad para comunicarme y aprender idiomas con facilidad.Y un escenario laboral que me permitió conocer gente de todo el mundo.
Y mientras mis tres niños iban a la escuela con el delantal blanco, me surgió un trabajo adicional, darle forma a un hotelito de pesca patagónico a un emprendedor americano. Trabajaba en mi lugar como todos los días..yde ese trabajo vivíamos..Y después del trabajo, momento de armar el hotelito. Cada dólar iba a banco, con férrea disciplina, de ese ingreso no distraje ni un lápiz de labios. Y de repente, tenía en mi cuenta lo suficiente como para sumar a un crédito que podía pedir…y comprar nuestra casita para dejar de alquilar. Pero el crédito nunca fue aprobadoporque era noviembre del 2001 y el banco probablemente sabía más que yo del inminente cataclismo que estaba a punto de quedarse con cada dólar que tan prolijamente estaba depositado en un plazo fijo en dólares.
Con mi ingenuidad que era una mezcla de optimismo y fantasía, nunca me desesperé. Hasta que un año después, acepté que de la casita me alcanzaba para comprar las ventanas.
Y tuve una epifanía, o una recaída total del virus viajero. Y como el saldito de mi capital era magro…junté a mis tres adolescentes un domingo a la noche…y les propuse la loca idea de que eligiera cada uno el viaje de sus sueños. Porque los tres tenían intereses diferentes, entonces lo íbamos a hacer de a uno. Uno por año. De mayor a menor. Yo no iba a incidir en el destino, porque iba a concretar un sueño que no era mío, sino de cada uno de ellos.
Debo decir que cristalizarle el sueño a mis hijos fue lo mejor que me pasó en la vida.
Reconocernos en el uno a uno en tierras lejanas, de a dos, divirtiéndonos, exprimiendo cada instante, fue mágico. Las pirámides, los leones y ver jugar a Messi fueron las «excusas» que cada uno eligió para compartir los momentos más sagrados, la culminación del amor madre-hijo en un sueño concretado.
Y no paro de autopalmearme la espalda. Porque la vida me sorprendió hace unos años con una condición inesperada. Esclerosis múltiple.
Lo pasé muy mal. La posibilidad de que muá terminara en una silla de ruedas era el fin del mundo.
Y no sucedió el fin del mundo, lo que sucedió fue la silla de ruedas.
Después del corralito, cuando contaba de mis proyectos de viaje…las reacciones de mi entorno eran unívocas: estás loca. No tenés un techo para tus hijos y la vas a estar gastando en viajes.
Para mí…oídos sordos. Como si hubiera sabido que a la vida hay que vivirla, no hay que juntar cosas, hay que juntar experiencias…o no, Juano?
Y la vida sigue siendo la misma…con algunas limitaciones que definitivamente no me definen.
A Messi lo fui a ver en silla de ruedas.
Y este año que pasó…el Cosmos me regaló la posibilidad de compartir Hotel en La Coruña…con Messi otra vez.
Porque el virus está…hay que agradecer. Y cuando el virus brota…es una fiesta.
Por eso mi clapclapclapclap para vos Juano.
Porque la vida pasa por otro lado.Por loque te está pasando en este minuto.
Te quiero mucho!!!!!
14 enero, 2017 a las 6:49 pm
Nora querida. Muy querida. Que difícil responder algo cuando hay tanta emoción junta.
Sin dudas nuestras vidas están en paralelo. El fin de nuestra vida seguramente nos encuentre con un depósito lleno de recuerdos y momentos, y pocas cosas materiales.
Tu historia es un Post o un libro. Tu experiencia motivará a muchos que tengan la inquietud por el cambio.
Los caminos son inesperados y no hay que desesperarse. A mi me cueste pero a la vez me sirve mucho leerte para verlo en perspectiva.
Muchas gracias por este hermoso relato. Sin dudas son de los que reconfortan el alma y me hacen profundizar en esta inquietud Viajera y vida sin tanto peso.
¡¡Abrazo muy grande!!
14 enero, 2017 a las 6:56 pm
Qué decirte. Que no suene redundante. Hoy fue un día especial. Y este viaje sin quererlo está convirtiéndose en una bisagra. Quizás es un proceso que empezó hace un tiempo (septiembre de 2015) con la inclusión de algo ajeno a mi vida. Me siento tremendamente egocentrico si empezara a ser autoreferencial pero ese es un tema mío. Te leo y me hace pensar que todos los caminos conducen a Roma (cuak) pero la cosa es tomar el camino, o crearlo para que la locomotora llegue a destino sin que ese destino sea un choque. Que sea la consecuencia de un tránsito consciente y reflexionado. Te admiro y te quiero mucho amigo.
16 enero, 2017 a las 12:34 am
Aun no puedo creer las 4 últimas palabras de tu comentario… Que bien que suena… Jejeje
Gracias Javito, que lindo leerte a corazón abierto. Abrazo enorme 🙂
15 enero, 2017 a las 6:40 pm
Juanito, tenes una destacable habilidad para comunicar sensaciones, con el terrible resultado de llenarme de reflexiones cuando publicas estas cosas.
Es muy lindo leerte, aunque me quede «el c%#* lleno de preguntas» cada vez que lo hago.
Ojalá disfrutes como nunca este primer viaje con tu hijo.
Abrazo
19 enero, 2017 a las 12:56 am
gracias Hernán. Soy nuevo en esto de escribir pero te aseguro que palabras como las tuyas me motivan mucho a seguir escribiendo. El viaje viene según lo planeado… un privilegio que pude hacerlo y espero seguir por la senda de los viajes con personas queridas. Abrazo grande!
15 enero, 2017 a las 7:28 pm
Que decir. Me siento inmensamente identificado con las cosas que escribís. Yo te escribí ya la otra vez diciéndote que me estaba abriendo de una empresa familiar xq me hacía mal a mi salud. Y es como vos decís, si crees que se te viene el fin del mundo porque te faltan unos sueldos algo esta mal. Tenes que revisarlo. Yo me di cuenta con una situación que me sucedió: mi pareja y yo compramos unos celulares muy caros. Con esfuerzo y a sabiendas que era algo caro. Yo siempre pensaba que si se perdía o pasaba algo con uno de ello iba a ser imposible de comprarlos nuevamente más un Stress total. Y sucedió que a él se lo robaron en un viaje. Y el mundo no se desmorono y al tiempo pudimos comprar el mismo en cuotas que nos cuestan bastante pero que se pudo reemplazar. Mi abuelo decía: si se arregla con plata, no es problema. Y lo decía alguien que pasaba las penurias dr una jubilación ultra mínima. La verdad todo se acomoda siempre. Es cuestión de paciencia. Y yo me enfrentó a que en un par de meses deje de cobrar una plata que ahora se destina a pagar día viajes a realizar y que después veremos que hacemos. Estoy en plan de achicar me a las cosas necesarias. A quitarme gastos innecesarios. Eliminar lo evitable. Y te entiendo tanto en lo de sorpesas Mastercard. Todos los días a las 24 entro a ver si hay cupón nuevo que me sirva, sea para pago de impuestos o e-commerce. Y es así, cuando tu prioridad es viajar enfocas todas tus energías a ello y a ver como lo haces posible. Muchas veces los vagones son producto de un sistema que te crea necesidades. Alguien dijo hace unos días, creo que Alconada Mon, que «la gente gasta plata que no tiene, para comprar cosas que no necesita, para impresionar a personas que no conoce». Y cuando vos hablas de cada uno como locomotora, este es el tipo de vagones que cargamos sinsentido y que debemos dejar en el camino para vivir más livianos y libres. En lo esencial esta la libertad. Hay que bregar por vivir más livianos y en paz. Aprecio muchísimo tus reflexiones porque, como siempre te lo digo, me ayuda saber que no soy el único loco que piensa o siente así. Lo mejor para vos, tu familia y que disfrutes este viaje tan anhelado y planificado. Abrazo enorme
16 enero, 2017 a las 12:33 am
Gracias Ale. Recuerdo que me lo habías comentado en otro Post. Lindo leerte y que estemos conectados. Te agradezco tus palabras y confianza. ¡Abrazo!
15 enero, 2017 a las 7:59 pm
Impecable querido Juano! Hace tiempo empecé a trabajar en el tema de «desprenderme» y no sólo de lo material. A medidados de 2015 leí un libro de Walter Riso que se llama «Desapegarse sin anestesia» y habla sobre desprenderse de aquellas relaciones que nos generan dependencia, o de esas presiones que uno se crea, es decir de todo apego que nos impida ser nosotros mismos y vivir con independencia y libertad. Me gustó tanto que lo sigo releyendo. Luego en 2016 descubrí «la magia del orden» de Marie Kuondo, y está destinado al orden de la casa, pero como ella es japonesa tiene un sentido muy peculiar de ver el orden. Ella plantea la idea de quedarse sólo con aquellos objetos que nos producen felicidad, y al vaciar la casa de tantos objetos que ya no necesitamos, no sólo es facil mantener el orden en la casa, sino que también la vida se hace mas facil, al dedicar menos tiempo a lo material tendremos mas tiempo para dedicarnos a cosas que verdaderamente nos dan felicidad.
Hace tiempo vendi y doné muchas cosas que no necesitaba. Soy más feliz si alguien las puede disfrutar antes de tenerlas guardadas en un cajón. Ya no soy tan fan de las compras como hace un tiempo. Entendi que lo material te hace su esclavo y la vida es un viaje que se hace mucho mas facil al andar ligerito de toda atadura tanto material como psicológica.
Un gusto leerte y reflexionar con vos! Buen viaje! Disfruten a pleno!!
16 enero, 2017 a las 12:32 am
Gracias Puli. Yo también leí hace poco la Magia del orden.
Que linda sensación ir vaciando la mochila y sentirse más liviano…
Un abrazo grande. Juano
16 enero, 2017 a las 12:21 am
Que bien escribís! La coma puesta en el lugar justo, para hacer la pausa necesaria y dejarte pensando «para adentro». Mis más sinceras felicitaciones, éxitos en el viaje que ese pibe de 12 y el otro que se va a poner a la par habiendo pasado los 40, seguro no se olvidan más. Abrazo!
16 enero, 2017 a las 12:31 am
Gracias Leo por tus palabras. Me hiciste reír. Tal cual, me voy a poner a la par o peor, más chico… Abrazo
18 febrero, 2018 a las 9:40 pm
Muy buenas reflexiones Juano, excelente la comparación con locomotora y vagones.
Veo algunas cosas reflejadas en mi, como empezar a darle menos importancia a lo material.
Y eso lo vas aprendiendo a medida que pasa la vida. Cuando sos joven, no te das mucha cuenta. Pero a medida que te vas haciendo grande (por no decir viejo), y te van dejando familia, amigos y gente que te rodea, te vas dando cuenta lo vulnerable que somos, y que aquí, sólo estamos muy poco tiempo.
Ahora, si estamos tan poco tiempo, que necesidad de desvelarse día a día juntando, y juntando, y trabajando 20 horas por día, etc. etc. Cuando se acabe todo, y que en valores relativos, pasa siempre en muy poco tiempo, no nos vamos a llevar nada. Sólo la desilusión de habernos dedicado a lo que no queríamos.
Comparto lo de Sorpresas Mastercard. No por Sorpresas en sí, sino por acompañarte en todo lo que signifique maximizar el beneficio.
Un abrazo, excelente post.
19 febrero, 2018 a las 1:20 am
hola Adrián! gracias por tu comentario. Coincido con lo que decís. Somos vulnerables y estamos de paso.
Lástima que no nos damos cuenta antes… Abrazo!